Las semifinales del Torneo Clausura ya tienen fecha y protagonistas. El próximo domingo a las 17 se jugarán los partidos de ida: Boca vs. Racing y Belgrano vs. River, con la particularidad de que tanto Boca como Belgrano, por haber terminado mejor posicionados en la tabla, definirán sus series como locales el fin de semana del 7 de diciembre, después del parate por la fecha FIFA.
En la previa de esa definición, Sabrina Maldonado, histórica de Belgrano y una de las caras más reconocibles del equipo cordobés, se sumó a WoSo y Matecitos para hablar de todo: la clasificación por penales ante Ferro, el vínculo con la gente y la decisión de tomarse un descanso del fútbol.
“Antes de que termine el partido, yo ya estaba llorando”
Belgrano se metió en semifinales después de una noche sufrida ante Ferro, con tanda de penales incluida. Maldonado confesó que la tensión la desbordó antes del pitazo final:
“Un minuto antes de que terminara el partido yo ya estaba llorando. Estaba arrodillada, agarrándome la pechera, y una compañera me tenía del hombro como diciendo ‘estoy sufriendo con vos’”.
Esa descarga se mezcló con la imagen de más de 3.000 personas en la tribuna, un martes a las nueve de la noche, bajo neblina y llovizna.
“Salimos a hacer la entrada en calor y ya había gente. Nuestra hinchada está siempre: con 30 grados, con 40, con lluvia… tenemos que agradecerles mucho por bancarnos tanto”, destacó Sabri, orgullosa de esa marca registrada que ya es la banda pirata acompañando al equipo donde juegue.
Lesiones, frustraciones y una decisión masticada hace meses
En los días previos al partido se instaló una frase que encendió alarmas entre las hinchas: podía ser el último partido de Sabrina Maldonado con la camiseta de Belgrano. En la charla, la propia jugadora explicó el trasfondo:
“Esta decisión la había tomado hace más de dos meses. La hablé con la Pomo (Daniela Díaz) y con algunas pocas amigas del plantel. Viene de muchas lesiones, muchas frustraciones… cuando te lesionás una y otra vez es muy difícil volver a ser quien eras futbolísticamente”.
Maldonado reconoce que el cuerpo le empezó a pasar factura:
“Me siento muy cansada en lo físico y mentalmente, las piernas ya no me respondían. Cuando tomé la decisión y pude decírselo a la Pomo, dentro mío cambió todo: fue como sacarme una mochila de encima. Pude soltarme y volver a ser yo, pero ya sabiendo que se acaba. Lo estaba haciendo con responsabilidad, pero ya no lo estaba disfrutando”.
El apoyo de la familia y el privilegio de poder elegir
La defensa celeste contó que uno de los momentos más duros fue comunicar la noticia en casa:
“Lo que más me costó fue decirle a mis viejos. Mi papá es súper futbolero, estuvo siempre, viajó a todos lados. Cuando les conté, mi mamá decía ‘no, no, no’. Con el tiempo fueron entendiendo lo que vengo sintiendo y transitando. Probé de todo: psicólogo, psicólogo deportivo… pero siento que esta fue la mejor decisión que pude tomar hoy”.
En la charla también apareció una idea que atraviesa a muchas generaciones de futbolistas: la posibilidad de decidir cuándo decir basta.
“Antes a muchas jugadoras la decisión las sorprendía cuando ya estaban fuera de la cancha, sin despedida. Hoy por lo menos puedo elegir, masticarlo y transitarlo con más tranquilidad”, reflexionó.
Un futuro ligado al banco de suplentes
Aunque Sabrina habla de “dejar el fútbol” a fin de año, su vínculo con la pelota está lejos de terminar. Ya dirige un equipo de Fútbol 7 y se ilusiona con dar el paso hacia la dirección técnica:
“Me gustaría hacer el curso de entrenadora. Soy muy feliz entrenando a las chicas de mi equipo, C.E.C.O.R., y poder enseñar un poco de todo lo que viví en estos 11 años de carrera. Sé que cuando dirigís se acaba un poco el disfrute, pero me gusta demasiado estar en la cancha como para irme del todo”.
Mientras tanto, Belgrano se prepara para otra travesía desde Córdoba rumbo a una nueva definición en Buenos Aires, fiel a esa identidad de equipo que no conoce imposibles. Y Sabrina Maldonado, con apenas 25 años y el cariño de una hinchada que la adoptó para siempre, afronta el tramo final de una etapa sabiendo que, gane o pierda, ya dejó su marca.
Porque, como dejó claro en la charla, por encima de cualquier color, el fútbol femenino tiene una sola camiseta: la del crecimiento de la disciplina.
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