En una charla profunda con Gazzetta Women, Macarena Sánchez y Dalila Ippolito reflexionaron sobre los avances y las deudas pendientes del fútbol femenino argentino. Entre desigualdades históricas, sueños cumplidos y una nueva generación que pisa fuerte, ambas jugadoras relatan en primera persona cómo se construye la resistencia dentro y fuera de la cancha.
A semanas del inicio de la Copa América Femenina 2025 en Ecuador, el fútbol femenino argentino se prepara para una nueva competencia internacional. Pero detrás del fixture y los entrenamientos, persiste una historia de lucha. De precariedad, pero también de amor por la camiseta. Macarena Sánchez, pionera en la profesionalización del deporte en Argentina, y Dalila Ippolito, representante de la nueva generación que ya compite en Europa, hablaron sobre lo que fue, lo que es y lo que falta.
Dos tiempos de la misma historia
Macarena representa la generación que peleó por derechos básicos: contratos, condiciones de entrenamiento y respeto. En sus palabras: “Nunca sentí que tuviera las mismas oportunidades que los varones. Muchas veces entrenamos en campos en pésimas condiciones, porque los buenos eran para ellos”. Dalila, por su parte, encarna la transición: “Hoy el respeto de la federación es excepcional y lo agradecemos mucho. Pero sigue habiendo una brecha gigante”. Ambas coinciden en algo: el cambio más importante es cultural, y aún está en proceso.
La desigualdad tiene cifras
Mientras en Europa una jugadora de elite puede ganar hasta un millón de euros anuales, en Argentina el salario profesional promedio es menos de 500 dólares mensuales. “No alcanza para vivir del fútbol si no es con otro trabajo o viviendo con tu familia”, admite Ippolito. “Hay clubes donde ni siquiera hay ropa adecuada para entrenar”, completa Sánchez.
El poder de la visibilidad
Ambas insisten en el rol de los medios. “Sin ellos, nadie nos ve. Necesitamos mostrar cómo jugamos”, remarca Dalila. “Las noticias sobre fútbol femenino son escasas en los medios tradicionales. Eso tiene que cambiar”, agrega Maca.
Una oportunidad histórica
Macarena lo dice sin rodeos: “El fútbol femenino tiene la chance de construir un deporte distinto. Más justo, menos violento, con valores.”Dalila sueña con jugar un título con la Selección. Pero también con que más chicas se animen a creer que es posible. “Ver tu nombre en la camiseta argentina es lo más lindo que hay.”
A días de un nuevo torneo continental, el fútbol femenino argentino tiene más desafíos que certezas. Pero también más voces, más referentes, más pibas que no piensan dar un paso atrás.
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