Por Nico Valado desde la madrugada de Le Havre
Argentina no pudo con Inglaterra y cayó 1-0 en Le Havre por la Fecha 2 del Grupo D de la Copa Mundial Femenina de la FIFA Francia 2019. El próximo 19 de junio, la albiceleste, se juega sus chances de avanzar de ronda ante Escocia en París.
Lógico. Hay lágrimas de impotencia después del final del partido. ¿Cómo no las va a haber? La Selección Argentina hizo un tremendo despliegue táctico frente a una de las potencias mundiales. Ellas, nuestras jugadoras, se plantaron frente a un combinado profesional, atlético, ordenado y ampliamente superior.
Esta, nuestra generación guerrera, ha mostrado un crecimiento sostenido –e indetenible- en los últimos 14 meses desde aquel lejano debut ante Brasil en la Copa América de Chile. Esta vez, en Le Havre, no pudo sumar puntos para la tabla de posiciones pero se ha ganado el respeto del país entero que las siguió de forma fervorosa. También el de los rivales. Phil Neville, en la conferencia de prensa posterior, señaló la clase del conjunto argentino y se refirió a la actuación de Vanina Correa como “world class”. Correa y Argentina son de Clase Mundial.
Vayamos con Correa. La arquera tuvo un partido consagratorio bajo el atardecer de esta zona de Francia. La defensa, perdiendo en velocidad por las bandas contra las atléticas inglesas, dejó mucho espacio para la definición. Y ahí aparecía Correa. Una y otra vez. El momento culmine de su actuación llegó a los 26 minutos de la parte inicial. Penal para Inglaterra y Parris parada enfrente de la pelota. Camina la 7 inglesa y Correa espera. Firme con los dos pies sobre la línea. Mirando la pelota. Mirando la jugadora. Pensando. Esperando. Cómo esperó el nuevo llamado de la Selección tras su retiro. Cómo esperó el nacimiento de los Mellis allá en Rosario. Cómo esperó en silencio esta oportunidad de acariciar el cielo a través de su guante izquierdo.
Parris camina a la pelota. Abre el pie, Correa abre los ojos. La inglesa dispara a su derecha. Correa se lanza a su izquierda. Ese gesto inalterable que tiene para declarar se transforma cuando se ve envuelta de brazos albicelestes. Grita. Como si fuese un gol. Lo fue. No era para menos. Era sostener, a través de su mano izquierda, el esfuerzo descomunal que estaban haciendo sus compañeras en el área defensiva.
Jaimes corre detrás de mitad de cancha. Va al piso, pelea, quiere recuperar la pelota. Después tira un taco para buscar a Bonsegundo. La pierden. Vuelven a correr. Todas corren. Todas meten. Todas empujan. Como en la perinola. Acá todas ponen. Dejan el campo de juego de Le Havre empapado de esfuerzo y sacrificio. Dejan todo. Dejan, en esta batalla del Stade Oceane, el sacrificio de alguien a quien le han dicho que no durante toda su vida. No están cambiando la historia. La están destruyendo.
Argentina sufrió la manta corta. En una de las pocas jugadas que fue al ataque en busca de un gol estando 0-0, Inglaterra aprovechó la contra. Tic, tac. Tic, tac. El pase sobre la izquierda, el centro al medio del área, Correa que no llega –por primera vez- y la definición de Taylor para empujar la pelota al arco vacío. Un resultado esperable. Una ilusión de sumar en este partido que parecía como cruzar el Rubicon.
Rubicon, lo que se dice Rubicon, será el próximo 19 de junio en París. Escocia, el rival. Si, en diciembre, decíamos que Argentina llegaba a la última fecha con chances de ser ¡segunda! nos tildaban de demasiado optimistas. En caso de imponerse ante Escocia y si Inglaterra hace lo propio con Japón, el combinado nacional no deberá depender de resultados de otros grupos. ¿Pensábamos estar así el 15 de junio tras dos partidos contra potencias? Algunos sí, el mundo no.
Argentina demostró hoy ser un equipo a la altura de las circunstancias. El escenario global magnifica lo bueno y lo malo. En el caso albiceleste es lo bueno. Los ojos del resto del mundo se están dando vuelta a ver la maravilla argentina. Cómo un equipo con mayoría de jugadoras amateur están dando pelea hasta el último minuto con potencias superprofesionales. Cómo un equipo, que estuvo desarmado por completo durante dos años, puede meterse entre los mejores 16 del mundo ganando el próximo partido.
Cómo un equipo, que es más que 23 jugadoras, se transformó en esta Generación Guerrera.
#FIFAWWC ¡¿Hola, cómo están?! ¿Ansiosos como nosotros?
— #ElFemenino (@FemeninoAFA) June 14, 2019
Vamos a vivir el partido de #ARG – #ENG en este hilo. Así que los quiero leeeeeer desde ahora.
¡Vamos @Argentina ????????! pic.twitter.com/eieeOFK4dD