Por Nico Valado // Foto: Camila Ramenzoni
Si hubiera un cartel diría: ENTRADAS AGOTADAS. Esta tarde sold out espera por una final de fútbol femenino en el barrio de Nuñez. River Plate, protagonista de los últimos años de la disciplina, juega en su casa ante una multitud envuelta en rojiblanco. A la espalda del público, el sol baña el exterior de la Platea San Martín del Estadio Monumental. Hoy no será ese día. UAI Urquiza, campeón reinante del fútbol femenino nacional en el inicio de la tarde, acumula gente en un pasillo y detrás de uno de los arcos.
Sale la terna arbitral y, detrás de ellas, sigue River. Hay papeles en el airey globos inflados cómo si fuera el petit recibimiento de una noche de Libertadores. Asoma el humo del lado de la Lugones mientras el Furgón de Villa Lynch hace su entrada al campo de juego. El reloj marca las 3 de la tarde pasadas y ya no hay sombra en el césped sintético de la cancha auxiliar del Estadio Monumental mientras rueda la pelota. Puntero y escolta. Campeón y retador. Los últimos dos representantes argentinos en la Copa Libertadores en el rectángulo de sintético. Es una tarde de sol, no se la vaya a perder.
Belén Potassa, como si fuera instintivo, huele que va a quedar el rebote en el área tras el remate de Mariana Gaitán. La cazadora de gol encuentra el balón suelto y lo envía hacia el fondo de la red para empezar a pintar la corona de celeste y bordó. Van 6 minutos de la primera mitad y a River se le empieza hacer cuesta arriba “la final”. Como si fuera un copiar y pegar de la definición de 2018, UAI Urquiza golpea rápido y primero. Yohana Masagli, sobre el minuto 22, envía un tiro libre sobre el arco de Chiribelo y la pelota sorprende a la propia defensora que ahora está levantando los brazos cerca de la mitad del campo. Es 2-0 en el resultado y hay también ventaja en un primer tiempo que despide a las protagonistas con aplausos.
El equipo de Portanova es una dinastía que, sin saberlo, nació en la final contra Boca del Torneo 2014. Ese 21 de febrero de 2015 (pero era el Torneo 2014), UAI Urquiza festejó en los penales frente al Xeneize y consiguió así la primera corona del entrenador. Portanova retornó al cargo para la temporada 2017/18. El cierre del torneo aguardaba una nueva final contra Boca. No hicieron falta los penales. Un global de 5-2 volvió a coronar a Villa Lynch. El formato de la actual temporada no contemplaba una definición mano a mano pero pareciera que el destino se pone del lado del entrenador. Última fecha contra su escolta y la historia que está empeñada en repetirse.
Empieza a bajar el sol y River que se vuelca al ataque con Chavez que reemplaza a Melgarejo. Línea de 3 en el fondo para buscar el descuento que devuelva la ilusión a Nuñez. Laura Fortunato levanta la primera roja de la tarde y Melina Moreno afuera. Llegará una segunda cartulina antes del 3-0: Camila Bravo deja con 9 al local y las esperanzas que se esfuman como el sol que empieza a bajar en Nuñez. Ugarte para Larroquete es el 3-0 y Ugarte para Ugarte el 4-0. El zurdazo de la delantera fija el resultado para la historia y para la emoción del banco de suplentes que ya empieza a festejar. Los finales empiezan a escribirse antes del pitazo culminante.
UAI Urquiza consigue por primera vez dos campeonatos consecutivos y Potassa se abraza con Portanova en su turno de salir del campo de juego. La delantera le había prometido en 2014 cuando el entrenador fue a buscarla: “Vengo a salir campeona y jugar la Libertadores”. La de Cañada Rosquín cumplió cuatro veces su promesa. UAI Urquiza volverá a disputar la Copa Libertadores en busca de la corona continental tras el mal trago de la edición Manaus 2018. El humo del festejo ahora es bordó y celeste en la cancha auxiliar del Estadio Monumental. La multitud riverplatense se retira, las jugadoras vencedoras entran y salen de un vestuario dónde la música rebota de un lado hacia otro de las paredes. La tarde termina cómo el campeonato. El campeón tiene su cartel. La dinastía tiene nombre.