Felicitas Flores no solo conquistó al público mediante sus jueguitos y gambetas, sino que también generó nuevos espacio para comenzar a discutir ciertas cuestiones pendientes en el fútbol femenino.
Por Lucio Orlando.
A pesar de los cientos de miles de reproducciones obtenidas gracias al increíble despliegue de talento, pocos podían imaginar el impacto generado por los videos protagonizados por Felicitas Flores. A través de sus jueguitos y gambetas, esta chica, de tan solo siete años y cuya gran pasión es jugar al fútbol, logró traspasar la moda viral, tan prominente en nuestra época, para dejar un claro mensaje de un movimiento socio-deportivo en desarrollo continuó: Sea en un potrero, el patio de una casa o a través de las pantallas de millones de televidentes a lo largo del país, el fútbol femenino llegó para quedarse.
En los últimos años, la habilidad y perseverancia de este colectivo no solo fue ganando espacios, antes exclusivos para la práctica masculina, sino que también fue cambiando estereotipos insertados profundamente en la disciplina. “Siempre hubo una mentalidad de que las mujeres no podían o no tenían que jugar al fútbol. Yo soy culpable de haber pensado así hace unos años”, reconoce Maximiliano Flores, padre de la nena sensación en las redes sociales.
En cambio, las capacidades técnicas y el amor que su hija demuestra por el fútbol lentamente comenzaron a triunfar por encima de estos prejuicios paternos, hasta el punto de emocionarlo cada vez que esquiva a un rival: “Verla jugar, divertirse y sobresalir a pesar de las diferencias y dificultades que enfrentan las chicas en este deporte, te hace cambiar la cabeza”.
Esto es uno de los factores principales por lo que este deporte fue ganando adeptos en los últimos tiempos. La pasión y la habilidad demostrada dentro del terreno de juego por cada una de las jugadoras ha forzado la mano de los prominentes dirigentes y principales clubes del país, para brindar un mayor apoyo e infraestructura a esta disciplina femenina.
Sin embargo, este sentido ganado con la viralización de los videos no entraba en los planes iniciales de sus padres que agarraron la cámara y comenzaron a seguir los juegos y partidos de Felicitas. “Todo empezó con la idea de que los chicos tengan algo de recuerdo de cuando eran chicos”, explica Maximiliano. “Antes escribía lo que pasaba en los partidos para que tengan algo para ver al ser más grandes, pero muchos padres se acercaban en los partidos para preguntarme por qué no los grababa”.
Al mismo tiempo, reconoce que nunca dudo de que los talentos de su hija que, tarde o temprano, la iban a catapultar hacia el estrellato deportivo. “Siempre supe que se iba a dar a conocer. Feli juega al fútbol desde que nació y la exposición que recibe ahora la relaciono al talento y desarrollo temprano de sus habilidades que tiene”, destaca.
El crecimiento exponencial de los perfiles en línea obligó a los padres a navegar una delgada línea que diferencia la sobreexposición de su hija con la comunicación clara del mensaje: “Siempre lo hablamos con mi señora, la idea de estos videos es mostrar que las cosas están empezando a cambiar en el fútbol femenino”.
“Si ella ayuda a concientizar sobre el fútbol femenino y ayudar al desarrollo del deporte que ama a través de sus videos, bienvenido sea”, explica.
El fútbol desde temprano
Con la viralización de los videos protagonizados por Felicitas, también resurgieron las discusiones en torno a la importancia que tienen los espacios para que niñas entrenen y jueguen lo más pronto posible. “En cuanto al fútbol, el desarrollo temprano es fundamental”, destaca Maximiliano sobre esta cuestión.
La falta de recursos, herramientas e inversiones para generar una sólida infraestructura de divisiones formativas femeninas terminan perjudicando profundamente la evolución deportiva de sus futbolistas. Los primeros años de formación son claves a la hora de establecer fundamentos técnicos, motrices y cognitivos para que, años más tarde, la jugadora pueda alcanzar todo su potencial.
“Un montón de jugadoras del club se acercaron a hablarnos y contarnos que ellas empezaron tarde a jugar al fútbol por diferentes razones, y eso les terminó perjudicando”, recuerda el padre de la joven estrella.
Al mismo tiempo, analiza sobre las cuestiones sociales que pueden llegar a tener un impacto negativo en la disciplina: “Hay que reconocer que somos un país triunfalista, donde los resultados son todo, y si no hay un fomento adelantado para las nenas, se va a hacer cada vez más difícil poder hacer visible a la actividad mediante logros deportivos”.
“Además, son muy pocos los equipos que realmente se pueda ver una apuesta total por la disciplina y encima estos todavía no cuentan con todos los materiales o espacios para lograrlos”, concluye.
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