Argentina se impuso 2-0 sobre Venezuela y aseguró su pasaje a la fase final de la Copa América Femenina 2018. Soledad Jaimes y Estefanía Banini –ambas de penal- convirtieron los tantos de la victoria.
No somos muchos de este lado de la cordillera. La delegación, algunos familiares, allegados, un puñado de hinchas sueltos y nosotros. Además, cada avance de Venezuela significa un murmullo en el Sanchez Rumoroso por parte de la comunidad venezolana y otros afines. Si había alguna duda, que somos visitantes en este torneo, hoy nos la sacamos. Somos visitantes. Somos argentinos.
Ahora bien, en el rectángulo de juego fue todo albiceleste. Los primeros 15 minutos sirvieron a las jugadoras de Carlos Borrello para hacer pie y ver qué iba a proponer su rival. El conjunto vinotinto clasificaba con el empate y decidió esperar a que Argentina se desesperara por el gol. No sucedió. La absoluta femenina controló el partido de punta a punta. Desde el planteo, desde el accionar de su defensa y además fue incisiva en los últimos metros del terreno de juego.
Florencia Bonsegundo desequilibra por la derecha. Penal. Soledad Jaimes cambia por gol. En el complemento, Estefanía Banini pone un pase al vacío para Mariana Larroquette que es derribada en el área. Penal. Banini –al ángulo- cambia por gol. Argentina se ponía 2-0 sin pasar sobresaltos frente a una de las selecciones, a priori, más importantes del continente.
No somos muchos de este lado pero el final tuvo remeras, camperas, pecheras y banderas flameando en el aire. Ellas adentro. Nosotros afuera. Festejando una victoria que es más que una victoria. Un triunfo en la parada brava, es encender una ilusión que todo es posible. Eso, quizás, sea ser argentino. Creer en imposibles. Incluso cuando la parada se pone brava.
Cuando enfrente esté una de las mejores jugadoras de la actualidad, no dejarla patear al arco. Cuando todo sea adverso, poner la cara por el equipo y poner el objetivo colectivo por sobre el brillo individual. Quizás sea también repartir sonrisas dentro del campo de juego. Silenciar los murmullos a fuerza de fútbol. Un abrazo en el túnel. La emoción de tener esta camiseta. Quizás eso sea ser argentino. Un sentimiento. No puedo parar. Ser argentino, sin dudas, es estar entre los mejores del continente.
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