Argentina cayó con Brasil por 3-0 por la Fecha 2 de la Copa América Femenina 2018. Cristiane, Thaisa y Debinha marcaron los tantos para la victoria del Scratch.
Siempre es bueno tener espejos dónde mirarse. Da referencia, lo ubica a uno de saber dónde está. Cómo está. Qué le falta. Sobre todo si ese espejo es aspirante a campeón del mundo, de los mejores 10 equipos del mundo en el Ranking FIFA y ubicó la cuarta ubicación en los últimos Juegos Olímpicos de Río. Lo cierto es que, durante 45 minutos, Argentina le hizo frente a una de las potencias globales. Lo cierto, también, es que duró 45 minutos.
La absoluta nacional se midió de frente -y sin titubeos- frente al clásico rival en la jornada que abrió la tarde de fútbol en el Estadio La Portada. Las dirigidas por Carlos Borrello tuvieron, durante la etapa inicial, el manejo del balón, de los tiempos e incluso alguna llegada en el área rival. Sin claridad para rematar al arco pero sí cerrándole los caminos a una selección verdeamarela que se frustraba con el pasar de los minutos.
El marcador no se abrió durante la primera mitad. Argentina no sometía pero sí controlaba las acciones de un partido que se mostraba favorable. Hasta ahora, es el único equipo que no recibió goles por parte del Scratch en una etapa inicial durante todo este torneo. La selección nacional estaba dando unas de sus actuaciones más inteligentes en el transcurso de la Copa América versión 2018.
Lo cierto es que Brasil siempre es Brasil. Es el hexacampeón de esta competencia (en siete ediciones) y ya está clasificado al Mundial de Francia 2019. Cristiane y Thaisa golpearon antes de los 10 minutos del complemento. Finalmente Debinha, en media hora de la segunda mitad, colgó un balón del ángulo del arco dejando a Vanina Correa sin nada que hacer para evitar la tercera caída de su valla.
Pero vuelvo a los espejos. Argentina se midió con uno de los mejores y se pudo reconocer cómo tal durante 45 minutos. Los espejos dan perspectiva. Nos devuelven la imagen que creemos tener y también la que nos gustaría tener. En ese reflejo de la tarde de La Serena hay una lectura inobjetable. Argentina está volviendo a ser. Con ganas de parecerse más a lo que desea. Manteniendo la ilusión intacta –como el vidrio de nuestro espejo- de volver a ser mundiales y olímpicas.
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